Para instalar gas natural en casa, debe verificar si la caldera, el radiador, la cocina y los medidores son compatibles. Una vez confirmado, debe verificar si el edificio o la comunidad vecina tiene una instalación de recepción pública, llamada IRC. El dispositivo conecta el edificio a la red de distribución a través de una conexión de gas. Si el edificio tiene un IRC, se implementará un dispositivo de recepción separado (IRI) para conectar cada casa al IRC.
Por su parte, el coste de una instalación de gas depende de algunas variantes, como la complejidad de la instalación, la tarifa exigida por cada comunidad autónoma, y la marca y tipo de caldera que queremos instalar. Del mismo modo, el tipo de combustible que utilizaremos en la caldera también es un factor en el coste de instalación.
Las instalaciones de gas natural son las más comunes en España, y cambiar el gas propano a gas natural está a la orden del día. Este es el resultado de las rentabilidades que conlleva este gas como combustible. Entre sus beneficios destaca el hecho de que es un gas guiado, es decir, los comercializadores lo transportan directamente al edificio sin que el usuario tenga que poseer un tanque de almacenamiento.
Además, el gas natural es el combustible con mejor relación entre precio y poder calorífico que puede aportar. Además, debido a la gran cantidad de empresas que comercializan este gas, los usuarios pueden elegir entre numerosas ofertas. Del mismo modo, en comparación con otros gases como el propano o el butano, las inspecciones periódicas son más económicas.
Por otro lado, el gas natural también tiene beneficios, como permitir el uso de calefacción, agua caliente y estufas de gas en los edificios. La calefacción a gas natural es el sistema más cómodo, seguro y económico. Dado que es un circuito separado, el usuario puede elegir cuándo encender y apagar el sistema, así como la temperatura deseada.
Del mismo modo, dado que el gas natural está compuesto en un 95% de metano, se quema limpiamente y no emite partículas sólidas, por lo que la contaminación no es alta.
Existen muchos tipos de calderas que se pueden instalar en instalaciones de gas. Primero, debe recordarse que las calderas atmosféricas ya no están autorizadas.
En cambio, podemos optar por una caldera estanca, donde la combustión se produce en una cámara estanca sellada. Por su parte, se utiliza un sistema de absorción para recoger el aire del exterior. Este tipo de caldera es más eficiente y segura que las calderas atmosféricas.
Por otro lado, la caldera de bajo NOx es una caldera sellada con buena eficiencia. También destaca por su buena gestión de las emisiones de dióxido de nitrógeno.
Por último, tenemos una caldera de condensación, que además es estanca, y su punto fuerte radica en la alta eficiencia que proporciona. La razón es que este tipo de caldera aprovecha el calor generado cuando el agua se evapora y lo reutiliza.